¿Operación Bikini?
¡Hola a todos! Llega el verano y con él, la famosa “operación bikini”. Durante los últimos meses, las redes sociales, los anuncios de la tv e incluso las conversaciones con nuestros más cercanos giran en torno a un mismo tema, preparar el cuerpo para la llegada del verano. Y aunque esta famosa “operación” se ha llevado a cabo durante muchos años por diferentes generaciones de personas (en su mayoría mujeres, por la presión que se ejerce socialmente sobre nuestro cuerpo), debemos preguntarnos seriamente si es realmente algo saludable, tanto física como mentalmente o incluso si es algo que queremos llevar a cabo o si simplemente lo hacemos “por qué es lo que hay que hacer para poder ir a la playa”.
Con la entrada del verano hemos de hacer un pequeño recordatorio de que la autoestima NO SE MEJORA ADELGAZANDO. Con la llegada del verano nos vendrá la idea de que tenemos que empezar a dejar de comer (restringir) para estar/encontrarnos mejor. Luchar contra la insatisfacción corporal puede añadir sufrimiento al sufrimiento. No me gusta mi cuerpo y lo acepto: podemos acoger de forma compasiva y consciente los pensamientos y sensaciones desagradables relacionadas con nuestro cuerpo. Alarmarnos ante la insatisfacción corporal, tener una lucha contra ella, considerarla como algo inadmisible nos puede hacer olvidar que es algo compatible con la vida.
Aceptar no significa resignarnos, podemos intentar dejar de estar tan disgustados con nuestro cuerpo desde el cariño, la paciencia y serenidad ante el sufrimiento que estamos experimentando. Lo más importante no es no pensar mal de nuestro cuerpo, es no actuar en función de estos pensamientos. “No me como este helado porque voy a engordar” o “voy a ir a correr porque he comido mucho hoy” cuando realmente no queremos hacerlo, son acciones que pueden desencadenar en una problemática. Luchar contra estas ideas que normalmente vienen de mitos asumidos socialmente es realmente complicado, todos tenemos pensamientos de ese tipo, aún más con la influencia de las redes sociales y de los referentes que encontramos en ellas. El bombardeo constante de imágenes de cuerpos que se nos supone como el ideal nos pone en un momento histórico donde somos vulnerables al desarrollo de problemas de relación con el propio cuerpo y la comida.
A nivel nutricional, la “operación bikini” suele ir asociada a una alimentación muy restrictiva, poco variada y para nada saludable donde el foco se pone más en el peso (otro día hablamos de esto) y no en la salud tanto física como mental de la persona que la hace. Este tipo de alimentación suele ir acompañada de deficiencias nutricionales y una mala relación con la comida. Además, al ser dietas muy restrictivas no generan adherencia, es decir, es imposible mantenerlas a largo plazo por lo que no generan un cambio de hábitos y por tanto no hay cambio que vaya a durar más allá de lo que dure esta alimentación.
Una alternativa que podemos realizar es transformar la lucha contra la propia insatisfacción corporal y convertirla en una lucha colectiva hacia los factores que la crean y la mantienen. Descubrimos que en espacios de reflexión y diálogo con otras personas que tienen experiencias, sensaciones y pensamientos similares, nos podemos sentir apoyados ante un malestar compartido. Y si es necesario, acudir a un profesional de la salud para que nos ayude en el proceso en el que estemos.
¡Qué la operación bikini consista simplemente en ponernos un bikini!